jueves, 21 de junio de 2012

El cobro por las "terapias espirituales"

Mi inicio profesional dentro de las llamadas para-ciencias fue hace 25 años como clarividente y quirologa, y más tarde me adentré en el mundo de las terapias alternativas . Así que he tenido la oportunidad de ver la evolución que ha sufrido el aspecto económico de este amplio sector: hasta hace unos 20 años estaba generalizada la creencia de que los clarividentes (se incluía a todos los adivinos independientemente del sistema de oráculo que utilizara) no debían cobrar más que la voluntad, y era tan firme la creencia que se afirmaba que quien se atreviera a cobrar perdería   su don, y se apoyaba la teoría citando numerosos  ejemplos. Y la verdad es que no me extraña que eso ocurriera en algunos casos, y que el, propio miedo que sentía el pobre adivino le hacían bloquear su canal. Y he dicho "pobre adivino" porque yo no conozco a todos esos que se han hecho millonarios cobrando "la voluntad", sino a personas que que rozaban la indigencia o vivían de los ingresos de su cónyuge, o pasaban mucho miedo por no tener la seguridad de unos ingresos económicos reglados, porque la generosidad en este país con frecuencia está en el verbo, no en el acto.


Hoy en día, por lo menos se ha avanzado al desterrar la idea de la pérdida de poderes y se comprende que la persona que se dedica a estos menesteres tiene el mismo derecho que cualquier otro profesional liberal, a percibir honorarios por su tiempo de trabajo y por implementar sus técnicas y conocimientos. Y se reconoce incluso, salvo excepciones, que estas personas no sólo no son incultas, sino que han de fomentar sus aptitudes profesionales, mediante la adquisición de nuevos conocimientos, y también fomentar su evolución y su amplitud de consciencia, y para ésto es preciso tener suficientes recursos económicos. 


Volviendo al inicio, hace 20 años se iniciaba el despegue del Reiki y, aunque por ciertos sectores intransigentes   era considerado una superchería, lo cierto es que gozó de un prestigio superior incluso al que tiene hoy día, y esto es explicable por tres motivos: el primero es que provenía del misterioso y sabio Japón, el segundo, que era una técnica que funcionaba muy bien, y tercero, porque era muy caro y eso limitaba su acceso a las clases más bajas.
Pero ahora el panorama ha cambiado radicalmente para estos profesionales y, de pagarles unas cantidades en muchos casos exorbitadas,  se ha pasado a cuestionarles el que deban cobrar algo que no sea la voluntad ya que no se debe comerciar con lo espiritual. Es decir, está ocurriendo lo mismo que anteriormente pasó con los adivinos. Y, por cierto: las terapias energéticas no pueden clasificarse únicamente como espirituales, ya que su componente físico es manifiesto (para ampliar información ver la entrada correspondiente en este mismo blog).
Mi opinión personal es que lo más conveniente es buscar el punto de equilibrio y para ello hay que tener en cuenta los siguientes factores:
- ¿Qué problema hay en pagar por algo que estás recibiendo? Yo, personalmente, me siento mejor si correspondo por un servicio que se me dé.
- Las personas que se dedican a lo espiritual siguen teniendo necesidades materiales, y es explotación pedirles que tengan otra ocupación laboral para sostener su economía y dar sus terapias gratis.
- Si remuneramos a esta persona por su labor le permitimos que se dedique en exclusividad a ello, y así podrá experimentar, practicar y estudiar, y podremos contar con un buen recurso, que en caso de ser terapeuta nos va a poder ayudar a sanar con más probabilidad de éxito, y si es maestro nos podrá dar una buena formación . Pero a la persona que ha de trabajar en otra profesión no se le puede pedir más que a cualquier otro amateur, es decir: agradecerle de todo corazón cuanto nos da sin poder exigirle nada.
- ¿Por qué hemos de establecer diferencias entre trabajadores? Os aseguro que nadie superior ha establecido que si trabajas con la energía universal "eres espiritual" y te debas regir por otros parámetros laborales. De hecho, cuando se regulen jurídicamente todas estas profesiones van a quedar enmarcadas como profesiones sociales, junto a psicólogos, enfermeros, médicos, profesores de enseñanza reglada, etc..  Y del mismo modo que nadie acusa a un a bogado de comerciar con sus sentimientos cuando le cobra por dar asesoramiento en un divorcio, o a un médico por ayudar a restablecer la salud, tampoco podrán acusar a un reikiano por una terapia o a un maestro de reiki por dar un seminario.


 Mi consejo como alumna de tantos maestros, compañera de tantos sanadores y maestra de tantos alumnos, muchos de ellos maestros también; es que si lo que necesitáis es una buena formación porque queréis dedicaros profesionalmente o necesitáis curar alguna enfermedad del tipo que sea, que busquéis al mejor profesional, al que más conocimientos y experiencia tenga, y más garantías os dé. Pero si lo que buscáis es algo lúdico y para llenar el tiempo de ocio, entonces podéis aprovechar las actividades gratuitas que ofrecen tantos simpatizantes de estas materias.

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